Fuente: Panorama.com.ve
Por: Luis Aguirre (Máster en Yoga)
La pared es una herramienta psicológica mas que un desafío en el yoga. Así lo hacen saber varios instructores, entre ellos Tania Ríos y Marisol Hume Eriksson. Es como un juego que requiere mucha conciencia. Quizás muchos de los practicantes recordarán que lo hicieron de niño, con la diferencia que ahora cambia la percepción. En aquel
momento lo disfrutaban más y la mente era más libre. No existía el miedo. Sin embargo, la idea ahora de realizar las
posturas en la pared, en esencia, es la misma: potenciar la fuerza de voluntad, la autoestima, la seguridad en sí mismo; y alertar los sentidos sensibilizando la conciencia corporal.
Marisol Hume Eriksson, en su libro El taller de yoga & asanas en la pared, expone que esta opción permite el cambio y la transformación. Tiempo después, llegó a la conclusión que “el movimiento del cuerpo conectaba con mis procesos internos y mi espacio mental; con mis sensaciones viscerales, y mi percepción y que también me enfrentaba a miedos, desequilibrios, caídas y golpes; que al parecer no tenían ninguna importancia.
El profundo bienestar general, la alegría, y la seguridad en sí mismo, era lo que contaba. En aquel tiempo de niños sentíamos que teníamos poderes mágicos. Años más tarde caí en cuenta que sí los tenemos, sólo hay que desarrollarlos”. Así fue como descubrió el potencial del cuerpo y el beneficio mental que genera el yoga en la pared. No hay barreras, solo un apoyo que a veces es necesario en la vida para promover el autoconocimiento, facilitando el cambio, la creatividad y allanando el camino
hacia la autorrealización.
En el caso de Tania, ella venció los miedos que tenían algunos de sus alumnos a las asanas invertidas. Y es que la pared es un recurso que luego puede ir desapareciendo, cuando gane la confianza suficiente para armar las posturas sin ella. Pues implica un esfuerzo divertido, con efectos relajantes. Se le da al practicante la oportunidad de ver el mundo desde otra perspectiva, se experimenta un cambio energético, pues se siente más tranquilo.
Para practicarlo tenga en cuenta:
• – Al hacer posturas invertidas, asegúrese de que la respiración sea tranquila, fluida y constante.
• – No debe presentarse dolor en su práctica. En caso contrario, suspenda la secuencia inmediatamente.
• – Las poses invertidas de manera vertical (en las que se apoya la cabeza sobre el tapete) no son aptas para principiantes ni personas hipertensas, con glaucoma, lesiones en espalda, cabeza o cuello, o embarazadas.
• – Al invertir el cuerpo y revertir la acción de gravedad, se mejora la irrigación sanguínea, se logra una
mayor sensación de bienestar y piel más luminosa.
Las posiciones para practicar en casa:
1. Abrir el pecho: Tome la distacia necesaria entre la pared y la pierna que estará de apoyo allí. Coloque un taco o una silla bajita que le ofrezca la altura suficiente para que se alinie los brazos. El pie que está abajo, está en dirección hacia el taco. La mano en el taco no debe hacer presión hacia abajo, la intención es elevar el pecho. La pierna en la pared hace la
acción de como si quisiera derribarla. Ambas piernas requieren estar extendidas. Además, la cabeza no debe colgar, fíjese que se alinea con la columna vertebral.
2. Tadasana: Párese de lado y manteniendo el brazo izquierdo alineado con el hombro empuje con la mano abierta la pared, mientras el brazo derecho está en dirección al cielo enmarcado con la oreja derecha. Vigile que sus piernas estén activadas,
rectas y los pies bien puestos en el piso. No debe arquear la columna, la pelvis entra y los glúteos se relajan.
4. Piernas en abeja sobre la pared: Esta es una pose reconstituyente, ideal para quienes no pueden pararse de cabeza y sufren de tensión alta y problemas circulatorios. Poner las piernas arriba, contra la pared, las descansa. Combine con ejercicios de respiración (pranayama): con la mano en el estómago, inhale contando hasta 3 o 4, aguante la respiración por un segundo y luego exhale, contando hasta 3 o 4. Sostenga el aire por un segundo y vuelva a inhalar. Hágala por unos minutos y en la mañana o noche, antes de dormir. Si puede, junte los pies con los bordes a la pared mientras las rodillas caen sin esfuerzo físico. Aproveche y traslade los brazos hacia atrás y los cruza, se toma de los codos a nivel de la coronilla. Si no llega, sencillamente extienda los brazos en cruz o hacia atrás. Es diferente.
5. Del delfín a pinchasana: Se pone de manos y rodillas. Entrelace los dedos de las manos para hacer una especie de almohadilla que sirva de soporte para recostar la cabeza. La corona de la cabeza sobre el piso. Los codos deben mantenerse a la distancia de los hombros, no más abiertos. Los hombros lejos de las orejas. Presionando los antebrazos hacia el piso y con firmeza en los abdominales, empiece a subir las rodillas y a empujar las caderas hacia atrás.
6. Parada de hombros sobre la pared: Acostado boca arriba, doble las rodillas y ponga los pies sobre la pared, empujándolos hacia ésta para levantar las caderas y la pelvis. La postura alivia la tensión en la espalda y el cuello y masajea la glándula tiroides. Allá arriba puede completar la postura de la vela o sarvangasana, llevando ambas piernas al cielo.
La cabeza descansa en el piso, nunca debe mirar a los lados, La barbilla automáticamente se pega al pecho. Las manos en la baja espalda ayudan a mantener la postura, los codos se clavan en el piso. Los pies hacen una ligera presión en la pared. Las posturas invertidas en yoga poseen grandes beneficios para la salud.